En el aparcamiento lo espera la tía Luci. En cuanto lo ve, sale del coche y lo achucha. ¡A pasar vergüenza! Todos sus compañeros asoman la cabeza desde el comedor que, por desgracia, está pegado al parking.
-Suéltame, tía -suplica Sebas, que intenta escurrirse y meterse en el coche para que no lo vean.
Demasiado tarde. Alexia, Juan, ¡Lore!... y también César han salido del comedor.
-¿Te vas?- pregunta César.
-Sí, se va conmigo y vosotros ya estáis entrando por donde habéis salido- contesta Lucía.
Los planta y arranca el coche, un deportivo que es la envidia de Juan. “Está forrada tu tía”, le dice Juan siempre que aparece Lucía por el colegio. “¿Cuántos coches tiene?...” Y dale.
Los olivos quedan lejos y la tía Luci ha puesto música. Lo mira de reojo…
-¿Te gusta la Oreja de Van Gogh?. A mí me encanta. ¿Qué tal todo? ¿Quieres que paremos en un Frankfurt y nos comemos una cacho hamburguesa con queso? Va… y después nos tomamos un helado bien grande de chocolate con nata…
La tía Luci habla sin parar. Lo que está claro es que de ir a casa nada.
-Y hoy fiesta de deberes. Nos vamos a dar un paseo y nos acercamos a Clariana a ver a la abuela, que dice que Lluna te echa de menos. Y el tío Juan tiene una bici nueva… y quiere enseñártela.
-Tía…
-¿Qué, cariño?
-¿Has visto a Toño y a mamá?- pregunta a media voz.
- Bueno… he pasado un momentito por casa…
-¿Está muy enfadada mamá?
-No… cielo…
-Tía, no me engañes. Dime la verdad.
Lucía no responde. Y es raro en ella, que parece que tiene siempre la solución para todo. Hoy va vestida distinta, menos arreglada, con una camiseta blanca que pone England, unas bermudas deshilachadas y unas zapatillas azules de payés. Sin pintar y con cara de sueño. Sebas la observa. Parece que piensa cómo va a contestarle. Por fin se decide.
-Mira, Sebas…Mamá está enfadada. ¿Cómo quieres que esté? Pero es normal. Que expulsen del colegio a un hijo no le gusta a nadie…
-Pero con quién –pregunta Sebas.
-¿Con quién qué?- responde Lucía.
-Pues eso, que con quién está enfadada… con el cole, con Toño… Porque Toño no tiene la culpa, tía.
Ahí Lucía se pone hecha una furia. Como habla tan deprisa, Sebas la entiende a medias. Lo que sí entiende es que la tía Luci y su madre se han peleado por lo de Toño. Al final de la curva se ve el campanario de la Iglesia de Clariana. Lucía se ha olvidado del Frankfurt. La casa de la abuelita está a la entrada del pueblo, si es que Clariana se puede llamar pueblo. Se oyen los ladridos de Lluna y la abuelita sale de la casa a ver qué pasa.
-¡Chico! ¿Qué haces tú aquí? ¿Tenéis fiesta en el cole? ¿Y el resto?...
-Mamá –la corta Lucía- Espera, que te explico. Sebas; entra y busca al tío Juan. Estará en la buhardilla dibujando.
Lluna da vueltas alrededor de Sebas. La perrita está feliz y va tras él mientras Sebas empieza a subir las escaleras. En el primer rellano se sienta y acaricia a Lluna. No tiene ganas de interrumpir a Juan, ni de subir escaleras. Lluna se acurruca en el regazo de Sebas. Está a gusto y Sebas también. Estira sus piernas, que ocupan casi tres escalones. Apoya la espalda en la pared y descansa la cabeza sobre los lomos de Lluna. Está agotado. Ha sido un día duro.
Huele a café recién hecho mezclado con el tabaco que fuma Lucía.
-Fumas demasiado… ¿No lo irías dejando poco a poco?. A Jorge no le hizo ninguna gracia tu neumonía…
-Mamá, déjalo estar, que no está el tema ahora para dejar de fumar. Solo me faltaría esto.
Se hace el silencio. Se oye el papagayo de Antón, “buenos días”…. “buenos días”…
-Un día cojo al papagayo del vecino y lo lanzo por el retrete. Pesado…-comenta Lucía nerviosa.
-Va… cuéntame. ¿Qué haces a estas horas aquí con el crío?
Las parabólicas de Sebas están en alerta roja. Lo mismo se pregunta él.
-Es Toño, mamá. El segundo día de clase y ya está en casa. Expulsado, por supuesto. Yo no entiendo a Sole. Mucha disciplina, muchos horarios… Esa casa funciona como un cuartel…
-Luci, hija, y la tuya como la cueva de Alí Babá.
-Mamá, que no es eso, que el problema es que no se da cuenta de que tiene un problema… y cada vez más grave. Lo de Toño no es normal, que parece que no tengan ojos en la cara. Si salta a la vista, hombre, que a mí me indigna que no me escuchen.
-¿Quién no te escucha, Luci, que nos conocemos?
-Sole empieza a entrar. La pega es Jorge. En casa del herrero cuchillo de palo. Parece mentira que haya estudiado medicina. Eso sí. Cuando se trata de los negritos, todo lo que quieras. Mira, estoy por pintar a Toño de negro, a ver si lo observa un poquito.
-No sé a qué te refieres… Como a mí no me contáis nada… Desde que murió el abuelo parece que me tenéis de adorno. Que soy tu madre, Luci. Que os he traído al mundo y sé que hay muchas cosas que no van. ¿O te crees que soy tonta?
-Ay, mamá… siempre estás igual.
- Lo de Toño lo sabemos todos. No para quieto, es un trasto y es normal que en el colegio no lo aguanten.
-No señora. Toño no es un gamberro. Toño está enfermo, ¿oyes? En-fer-mo.
-¿Y tú cómo lo sabes?-
Esta vez la voz de la abuelita cambia de tono. Pregunta con la voz quebrada.
-Porque lo sé, mamá. Porque lo sé. Veo a niños como Toño todos los días… con algún añito más y te aseguro que agárrate.
-Entonces…
-Entonces la cosa está en que no me dejan meter baza. En concreto Jorge. Me esquiva con la tontería esa de la cuñadísima, como si a mí me hubiera dado un viento y mirara con lupa a Toño. Y es por Santiago.
-Hija, vamos por partes, que tu cabeza va muy deprisa y no te alcanzo. ¿Qué tiene que ver Santi con todo esto?
-Yo, mamá, para Santiago no soy más que la señora que se viste de blanco y trabaja en un hospital. Nada más. Y ya es mucho. Se pasa el día en la notaría. Últimamente ya no come en casa, cena con no sé quién porque tiene no sé qué… Si coincidimos algún rato es de casualidad. Ya ves… así está el tema. Habla más con Jorge que conmigo y si a Jorge se le ocurre explicarle mis teorías, ya te puedes imaginar lo que contesta. “Tonterías de Lucía, que se cree que domina y es una simple enfermera que se sacó el título a trancas y a barrancas”. Pero la experiencia es un grado y lo que tiene Toño, de libro.
-¿De qué libro?
-Mamá, guapa, que es una forma de hablar… Es de libro porque lo he comprobado este verano. ¿O te creerás que es por casualidad que se esté horas en el baño, que cada día rompa una pieza de la vajilla y haga ruidos hasta que no se duerme? Y esto son solo ejemplos de lo más básico.
-Lucía, ¿qué tiene Toño?
La voz de la abuela es firme, como quien quiere inyectar seguridad a la persona con la que está hablando.
-Toño tiene… da igual. No lo entenderías. -responde Lucía con rotundidad- Necesita que le visite un médico, un tratamiento y psicoterapia. Estas cosas, cuanto antes se diagnostican, mejor.
-Mírala ella. Ahora resulta que tu madre es tan vieja que no entiende nada...
-Mamá… mujer… No te enfades... Te lo explico y verás cómo te haces una idea. ¿Tú te acuerdas de aquella peli que vimos este verano? ¿Recuerdas lo que hacía el protagonista cuando cerraba la puerta? Le daba a la llave cuatro veces. ¿Y cuando caminaba? ¿Te fijaste que no podía pisar las juntas de las baldosas? Y a la hora de comer se llevaba los cubiertos de su casa para no contaminarse…
-¡Bah…! Pero eso son cosas que pasan en las películas- contesta la abuela, con cierto alivio.
-Ya estás como todos. Lo que tiene ese personaje es una enfermedad real. ¿No viste cómo era incapaz de dejar de hacer todas esas excentricidades? Parece que está loco… y no lo está. La causa de todos esos rituales extraños y de las repeticiones son unas obsesiones que llevan todo el día en su cerebro y los hacen sufrir mucho.
-Pero Toño es muy jovencito y no hace esas cosas que cuentas…
-Toño hace otras… mamá, como lavarse las manos 24 veces y si se descuenta, vuelve a empezar. ¿No te he dicho que lo he observado este verano? Da igual. Lo que hace o deje de hacer no es lo más importante. Lo importante es que lo vea un especialista. Ojalá no sea más que una falsa alarma. Pero hay que descartar. Y yo había pedido hora con el mejor. Teníamos cita hoy a las 11h. en San Juan de Dios. Pero ayer no hubo forma humana de poder hablar con Jorge. Y ya sabes… Sole, si no es con el consentimiento de Jorge…
-Pero tú cómo pides hora sin hablarlo primero con ellos… Lucía, que no, que no puedes pasar por encima de Jorge y Sole… ¿Es que no lo ves?
-Los que no lo ven son ellos. Déjalo. Ya está, ya veo que me dejáis sola en esto. Y ahora Toño en casa tres días, Sole de los nervios y Sebas destrozado, porque esta es la otra… que Sebas tiene una sensibilidad que corta el aliento. Y no sabes lo mal que se lo pasa en el colegio. Vamos, como que he llamado al director y le he dicho que iba a buscarlo.
-¿Que has sacado a Sebas de clase?
-Con el consentimiento de Sole, mamá, -responde Lucía con retintín- Es ella la que tiene que dar permiso para que el crío salga del colegio… Por cierto, ¿dónde anda?...
Andar, lo que se dice andar, no es la palabra apropiada. Lo que le andan a Sebas por la mollera son todas las informaciones que ha oído desde el rellano de la escalera. Oye los pasos de la abuela y se abraza a Lluna haciéndose el dormido.
-¡Chico…! Pues sí que estamos buenos. Madre mía que sueñito tiene mi niño. ¿Has ido a ver al tío Juan? ¿Sabes que se ha comprado una bici nueva? Hala; sube y dile que te la enseñe. Mientras termino de preparar la comida. ¿Te apetece pollo al vinagre?...
-Da igual, abuela, lo que tú quieras… No tengo mucho apetito…
-El comer y el rascar…
-todo es empezar- completa Sebas.
Es vieja la frase. La abuelita, que siempre hace doble de comida “por no hacer corto”, no les hace ni caso cuando dicen que no tienen hambre. Y repite la frase.
-Pues corre… que pronto la tengo lista. Súbete…
Sebas sube las escaleras intentando no pisar las juntas de las baldosas. ¡Qué difícil lo que ha contado la tía Luci!
-¿Qué haces, petardo? Que te vas a caer.
Juan ha oído los pasos de Sebas y el jadeo de Lluna y ha salido de la buhardilla.
-Qué peste a tabaco, tío…
-Chico, que llevo desde las ocho aquí encerrado… A ver si termino ya el proyecto y me aireo un poco. ¿Y tú? ¿Con quién has venido? Te has chupado las clases, ¿eh, campeón?
-La tía Luci me ha venido a buscar al cole… ¿Sabes qué ha pasado?- Sebas baja la voz, como si contara un secreto
-A ver si lo adivino…. ¿han expulsado a Toño?
-¿Y tú cómo te has enterado?
-¡Ahhhh! El tío Juan tiene una bola de cristal como ese señor gordo y rubio que sale en la tele…
-¡Rapel!- suelta Sebas riendo.
- Qué va, chico. Ya me gustaría a mí adivinar el futuro y saber si aprobaré por fin el proyecto…Lo sé por la mamá, que ha hablado con la tía Luci y la tía Luci me lo ha explicado.
-¿No se iba hoy a Barcelona, la tía Luci?
-No he visto un marujilla tan enano como tú. No, no se iba a Barcelona.
-¿No va a trabajar?
-No, no va a trabajar.
-¿Y el tío Santiago?
-Sí, el tío sí está trabajando… ¿Qué más quiere saber el señor?...
-¿Se quedará en Clariana unos días, la tía Luci?
- Eso sí que es la pregunta del millón. Tratándose de Lucía, nunca se sabe. Igual sí, igual se queda unos días más. ¿Bajamos y te enseño la superbici?
Juan y Sebas bajan las escaleras al galope y Lluna detrás. Salen al jardín. Protegida por un techo de uralita está la bici de Juan, con una funda para que no se estropee.
-¡Joé! Qué chula. ¿La puedo probar?
-Pues va a ser que no. La abuela nos pondrá a caldo, que ya debe de tener la comida lista.
-¿Y cuándo podré?
-Luego lo hablamos. Depende de la hora que te vayas.
Sebas se quiere ir y no se quiere ir. Hoy es de esos días que le domina la cobardía. La incertidumbre le puede y prefiere esconder la cabeza bajo el ala.
-¿Me llevarás tú a casa?
-Sí, en bici…-bromea Juan.
-En serio. ¿Me llevarás tú o la tía Luci?
-Yo no puedo, Sebas. Me he hecho un horario y lo tengo que seguir a rajatabla. El fin de semana viene Marga y si no le hago caso se enfada.
-Es guapa, Marga. Más que aquella del verano anterior…
-Ojo el moco este...- Juan se ríe- Sí, es muy guapa y muy buena porque para aguantarme a mí…
-¿Y te casarás con ella?
-¡Yo qué sé, Sebas! Depende…
-Dice Toño que tú no te casarás nunca. Que siempre tendrás novias, una cada verano.
-Mira tú… habló el listo de la casa. Qué sabrá él…
-Pues mucho. Se sabe el nombre de todas y dice que la última es la mejor, pero como no te duran nada…
-Bueno, pero tal vez Marga sí.
-Te gusta más que las otras, ¿verdad? A mí también. Yo no pienso como Toño. Ya verás cómo esta sí que te dura.
-Le pondremos pilas Duracell. ¿Qué te parece la idea?
La abuela asoma la cabeza y antes de que diga nada el tío Juan se adelanta “A comeeeeer”. Y entran en la casa. La mesa ya está puesta. Falta la tía Luci, que está hablando por teléfono. La esperan sentados. Juan llena los vasos de agua y la abuela corta el pan.
-¡Lucía….! ¡Estamos en la mesa….!
La abuelita no empieza nunca a comer hasta que todo el mundo está sentado, pero a veces con tía Luci hay que hacer una excepción.
-¿Qué? ¿Todo en orden?- pregunta Juan cuando cuelga el teléfono y se sienta.
- Más o menos- contesta arqueando las cejas y haciendo señas con la mano como si manejara unas tijeras.
-Dime un número del uno al diez- insiste Juan.
-Mira que eres pesado. No pienso contestarte. Come y calla -responde Lucía, tajante y con un genio, que hasta Sebas comprende que el número no pasa de un dos, como mucho un tres-.
La comida está buenísima y con el pan de Clariana más. Sebas traga que da gusto. Lucía se ha puesto poco. Está delgadísima y aún dice que tiene que hacer régimen. “Por mantenerme”. Y la abuela se enfada porque le gusta que la gente le valore sus guisos.
- ¿Cuándo me llevarás a casa, tía?-pregunta Sebas inquieto.
-No sé… a media tarde…
-¿Y quién irá a buscar a las niñas?
-Mamá me ha dicho que irá papá. Creo que come en casa y le da tiempo.
-¿Y Toño…?
-Toño… en casa, ¡qué remedio!
-Ya, pero ¿cómo está?
-Sospecho que hecho una furia. No sé más porque no he hablado con él. Está castigado en su habitación. Venga, come… que preguntas más que…que te va a sentar mal el pollo.
Suena el teléfono y Lucía se levanta como si tuviese un muelle en la silla.
-¿Sí?... Vale… No, si ya estamos terminando. … Que sí que da tiempo, mujer. ¿Paso por casa y dejo a Sebas?... Tranquila, que llego. ¿Estáis bien?.... Ya…. Claro…. Si quieres, luego lo hablamos…. ¿Jorge bien?... ¿No?... Me alegro, hija. Bueno, Soledad… nos vemos.
Lucía cuelga y se dirige a Sebas mientras camina deprisa y se sienta.
-Sebas, guapo, aligera que nos vamos a casa. Te dejo y voy a buscar a las niñas.
-¿Ya ha llegado papá?
-Sí, pero se queda con mamá.
-¿Pero ya os vais?- exclama la abuelita.
-¡Madreee!... Soy rápida pero no tanto. Entre que llego, dejo a Sebas…se hace la hora en nada.
-Que vaya Jorge a buscarlas- vuelve a insistir la abuelita.
-Casi mejor que no. Acaba de llegar de Barcelona y está agotado. Y solo le faltaba la gran noticia. Mejor voy yo.
-Bueno, bueno… vosotras sabréis… pero dime algo cuando llegues.
-Pues depende mamá. Según cómo esté el patio.
Lucía es de piñón fijo. Ni la abuela la tuerce. Y eso que la abuela lleva fama de conseguir todo lo que se propone.
Sebas termina de comer a toda prisa. Se lava las manos mientras Lucía toma un café y se fuma un cigarro.
-¿Ya?
-Voy…
Juan los despide en la puerta, coge por los hombros a Sebas, como cuando era pequeño, e intenta alzarlo.
-Chico, estás demasiado mayor y tu tío ya no tiene fuerzas para levantarte- protesta Juan.- Venga un abrazo, campeón. La próxima vez te dejo la bici, ¿OK?
-Gracias, tío- responde Sebas mientras corre hacia el coche. La tía Luci tiene poca paciencia y se pone nerviosísima cuando la hacen esperar.
Camino hacia casa escuchan música. No hablan. En la cabeza de Sebas se acumulan las vivencias de estos dos días tan largos. La vuelta a casa. ¿Cómo se hace para mantener el cerebro quieto, sin imágenes, sin sonidos…? ¿Cómo se hace para que el corazón bombee a un ritmo sereno, sin apretones? Sebas no lo sabe. Tampoco sabe cómo se puede dar vueltas al reloj y retrasarlo dos días, solo dos días. Bueno, excepto ese momento mágico en el que Lore le dijo “qué guapo estás Sebas, cómo has crecido este verano” y Sebas se puso como un tomate. Excepto eso, lo borraría todo.
Toño está enfermo. Lo dice la tía Luci. Toño tiene lo mismo que el prota de una peli y eso es una enfermedad. Y Lucía también dice que Jorge no lo entiende.
Perfecto. No soy nadie para decirlo, pero ya te lo dije, consútalo.
ResponderEliminarlolo, hedbanísima... Lo consulto. ¡¡¡Muuuuuuuuuuuuchas graciassssssssss!!!
ResponderEliminarUn beso.
Ahora...a seguir.
mi opinión está dada y cada palabra la mejora. Desde luego, va a ser positivo lo que produzca esta novela. ¿colgarás más? Estoy impaciente :)
ResponderEliminar!!!
:(
ResponderEliminarMe gusta pensar que un futuro mejor habrá
:)
Me gusta pensar que en esta historia el protagonista es el Amor
Gracias por tu flor amarilla ayer! aunque se la llevaron al espacio otra vez :( ;)
Un abrazo
Gracias, Carmina... Creo que debería valorar si hay posibilidad de publicar. De momento no lo sé. Tampoco sé por dónde empezar. Este parón del blog me irá bien para centrarme y saber por dónde tengo que tirar. Te agradezco mucho y valoro tu opinión.
ResponderEliminarUn beso, corazón
Nata... Te pillé... ¿Qué tal tu cumple ayer? A mí también me gustaría pensarlo. A ver qué tal se portan los personajes. El amor casi siempre va acompañado de dolor...
ResponderEliminarUn beso, guapísima
El dolor acompaña al amor, porque se empeña, pero al amor le da igual, lo ignora!
ResponderEliminar;)
Besos super mujer escritora mamá amiga y mil cosas más!
Eeeeyyyyy!!! te pillé por aquí...Has dejado abierta esta puerta...Respecto al libro (voy por el 7) ...y respecto al pensardeoficio con tu post testamentario...Besos Sunsi y fuertes abrazos, Pero, Pero... Peris!!! :))))))
ResponderEliminarEeeeeeeeeyyyyyyyyy!!!
ResponderEliminarPiso a fondo el pedal del freno.
Saltan chispas azules entre los discos de acero y el electrofreno.
Las chispas azules rebotan sobre el asfalto y caen ladera abajo hacia un lago tranquilo.
En el lago tranquilo hay un sauce llorón.
Así que me voy a sentar bajo el llorica arbóleo a leer a mi hermana Sunsetta.
Tranquila la mente.
Tomae...como dicen las abuelas con cariño "eres un trasto":-))))))))))))
ResponderEliminarMalo malísimo este Peris...
Ya te cuento...tarracofermo.
Un abrazo.
Camarada... Gracias. El sauce llorón es un buen lugar...
ResponderEliminarTe digo lo mismo que a tu broder. Te escribo.
Un abrazo
Sunsi, me acabo de leer los 13 capítulos y...
ResponderEliminarVayamos por partes.
Como amigo te digo:
Me han parecido muy tiernos los textos, ya que al conoceros se me iban apareciendo las imágenes de cada uno de los personajes, lo que hace la lectura muy cálida.
Como lector te digo:
El arranque lo encuentro un poco enredado, pues hasta que te enteras quién es quién, pasa más tiempo del necesario. El texto ganaría con una presentación más sosegada de los personajes, sin prisa.
A partir del capítulo cuatro se nota más orden, resultando más amena la lectura. Retocando los tres primeros, el conjunto ganaría en diafanidad narrativa.
Lo que me ha gustado:
1. Lo que pasa es cierto, totalmente creíble.
2. Tono familiar generalizado. La acción se modula en un tono general de autenticidad. Somos lo que somos y pasa lo que pasa. Bien.
3. Texto "femenino". La estructura que arma las relaciones de unos personajes con otros, se basa en "relaciones humanas descritas desde la cosmología femenina". Y cuando digo femenina me refiero a que la visión del mundo es el de una madre en su día a día. Me lo creo.
4. Texto "realista". La cotidianidad se abre al lector sin dar vueltas. Se lee bien.
5. Noto que le texto gana más con las conversaciones entrecomilladas que con las descripciones. Pasan cosas, sí; pero lo que más llega al lector son las opiniones de los personajes sobre lo que pasa.
Lo que no me ha gustado:
1. El texto de los tres primeros capítulos necesita orden. Sale disparado en párrafos donde necesitamos más puntos y aparte, y más pausas. Esta circunstancia y la acumulación de personajes, dificultan la lectura.
Intenta pensar que se lo vas a contar a alguien que acaba de aprender español, a dormido poco y está cansado. Y te saldrá un texto limpio.
2. Los entrecomillados cortos, aunque necesarios, aportan poco contenido. No abuses de ellos, pero tampoco te los cargues todos.
Un punto intermedio mejora la comprensión.
Hasta aquí te he dicho las cosas "objetivas" que observo.
Ahora haré un raya, pues voy a decirte las cosas "subjetivas" que me sugiere tu texto, y seguro estoy de perderme. Va.
...........................................
No sé si es porque conozco a tu familia, pero he flipado con los entrecomillados largos.
Limpios, son limpios.
Creíbles.
Me lo he tragado.
Noto que lo que dicen es cierto que lo dicen.
Ningún error, ninguna contradicción.Bien.
Los personajes se mueven y se entremezclan con agilidad. ¡No se quedan quietos!.Se despiertan despacio y viven con rapidez. También me lo creo.
¿Dónde está el reto del texto, dónde la magia que te puede atravesar el corazón?.
Me gustaría como lector escuchar los pensamientos de Tono consigo mismo.
Lo que el chico piensa, pero no con palabras simplemente descriptivas o narrativas.
Necesito escuchar su alma, la forma que tiene de percibir la realidad, su lenguaje íntimo.
Es el protagonista y necesito como lector ponerle una voz, un estilo u fondo a sus palabras.
No quiero saber lo que los demás ven en él.
Quiero leer cómo ve el protagonista el mundo.
O como no lo ve, igual me da.
Pero me gustaría leer "sus palabras".
Y de vez en cuando "las palabras de los demás sobre él"
¿Ah! y otra cosa que hace agradable la lectura es la dicotomía, el contraste, entre los entrecomillados de adultos y los entrecomillados de jóvenes.
Tras su lectura me queda como una suerte de "poso periodístico". Parece que estaba en la habitación escuchando la conversación.
...
En fin, hermana, que si sigo me pierdo.
Te animo a terminar el texto, a que disfrutes haciéndolo y a que retoques todo aquello que a tí te parezca.
Sé que eres capaz de ello, pues al fin y al cabo...
Todos necesitamos leer esa historia, porque...
Todos hemos sido un poco como Tono.
Por eso queremos captar su alma.
Ése es tu reto.
Este es mi camarada... Mil gracias, Diego.
ResponderEliminarNo sé quién fue el que dijo que hay que ser capaz de tirar todo lo escrito a la papelera y volver a empezar. Salvando las distancias... muchos Km. de distancia... "Cinco horas con Mario" no salió hasta la tercera reescritura.Los tres primeros capítulos, los entrecomillados... no es demasiado complicado. El "problema" que abarca todo el relato es el punto de vista del narrador. No es omnisciente.
Si observas, no explico nada que no sienta , piense, vea...Sebas. Lo que al principio era un reto, con tu acertada crítica, me ata de manos y pies. Porque el prota no es Toño sino Sebas y las resonancias que todo lo que acontece provocan en Sebas.
"No quiero saber lo que los demás ven en él.
Quiero leer cómo ve el protagonista el mundo".
Este comentario es el que más me ha calado. Creo que debería cambiar o simultanear la focalización. Muy complejo pero lo pensaré seriamente. Habría que tirar bastante a la papelera. Si te he de ser sincera... a mí también me falta que se pueda leer dentro de la mente y del corazón de Toño. Y pensaba que en el final abierto podría enpezar otros "días más largos" focalizado en Toño... Ahí le diste. Tiro certero. ¿Tú tienes telepatía, camarada?
Te agradezco en el alma tu generosidad. Una crítica muy completa que me hace pensar y mucho...La necesitaba.
Un abrazo, colega
Has cambiado el fondo. Más otoñal... Creo que comprendo al camarada pero pienso que es mejor que sea Sebas el protagonista; su visión de "los días" es más cercana a la realidad, más interpretable. Es posible que el principio sea algo enredado, pero creo que es una forma de atrapar al lector. El relato tiene suficiente fuerza como para que desde este lado uno tenga que hacer el esfuerzo de situar a cada uno. Pasa en muchas novelas y si el lío no es demasiado largo me suele parecer un aliciente si me atrapa lo que leo. Tal vez desenredarlo pero no del todo; a mí no me costó. Lo que más me gustó fué el cuadro desde una distancia media, en la que se dibujan todos los personajes. Al acercarse a ellos es importante dar con el centro de cada uno y creo que ese punto está bien resuelto. No digo que no haya que limpiar. Cambiar el foco al final sería perfecto, además de real.
ResponderEliminarOye, Sunsi, esto de la crítica libertaria es genial. Si reescribes, ¿lo podrías colgar?.
Todo lo supra desde la mayor humildad y respeto a tu trabajo, que intuyo liberador pero muy difícil. Además de la bondad que supondría su publicación.
Perdón, otra cosa: Al ser Sebas el protagonista permite que el resto de los personajes tengan más matices. Creo que si fuera Toño el foco se "comería" demasiado esta parte fundamental.
ResponderEliminarY más, esta vez desde la absoluta ignorancia: Dicen que cuando se escribe hay que limpiar, romper y tirar, pero sin ánimo de liarte te digo, Sunsi, que yo creo que la intuición primera, la idea original es importante. Y desde la que hay que trabajar. Aunque luego vayan saliendo cosas diferentes y mejores. Desde ahí creo yo que se puede crear.
Hala, qué atrevida e inconsciente es la ignorancia y la mía, en particular.
No tires nada Sunsi, absolutamente nada.
ResponderEliminarSé lo trabajoso que resulta hacer un capítulo de cualquier cosa, y lo fácil que resulta reconvertirlo a otra línea.
No empieces de cero, aprovecha lo que ya tienes escrito
...
Observo por otra parte tu querencia (nunca mejor dicho lo de querencia, de querer) a dejar el final abierto, con la sana intención de retomar la historia a través de otros personajes.
Tienes varias opciones:
1. Mantener la intencionalida inicial (como apunta Lolo) y que salga el sol por Antequera.
Eso lo hice yo con la historia del camionero y el gordo de Corral de Almaguer, y la verdad es que no corregí absolutamente nada, lo dejé tal cual, con todos los desequilibrios que el texto tenía, y nunca me he arrepentido, pues es el reflejo de una época de mi vida.
Opción 1: es lo que es, y ya está.
2. Escucharnos y escucharte, tomar lo que te parezca y corregir levemente lo que llevas escrito. Pero no empieces de cero patatero, aprovecha lo que tienes, pues puedes caer en un trabajo eterno.
Opción 2: intento mejorar, pero aprovecho lo que tengo.
3.Veo de forma clara que tienes la necesidad de hablar de todos los personajes, pues todos son importantes para tí.
Así que ahí va una idea.
Acaba esta primera novela corta, marca en el texto unos "hechos comunes" (el primer día de clase, la tarde en casa de la tía, un cumple, el día de las notas, el primer día de vacaciones, etc).
Y luego, en otra novela corta podrás hacer pasar a otro personaje por los mismos "lugares comunes".
Eso le daría unidad al conjunto de novelas cortas, te liberaría del problema de la focalización (al fin y al cabo vas a poder focalizar a todos los persoajes tarde o temprano)y te relajaría para poder centrarte en el protagonista de cada una de ellas.
Esto te abre muchos caminos, pues un mismo "lugar común", vas a poder expresarlo de diferentes formas según el protagonista y la novela corta que toque.
Sabes perfectamente que por ejemplo, el primer día de cole, lo ve de forma diferente el chico, la chica o el padre.
Y si algo he aprendido de las mujeres, es que sois capaces de contar lo mismo desde diferentes puntos de vista.
Y que cualquier cuestión humana, cualquier reto, vivencia, sentimiento o sensación, se enriquece cuando se mira pausadamente y con diferentes versiones.
Haz la prueba, escribe un párrafo describiendo la boda de tu hermano.
Luego intenta describirla la misma boda según la vio Jesús.
Otro intento, los chicos.
Más intentos, las chicas.
No te olvides de la versión del abuelo y de la abuela.
Haz el párrafo corto e intenso, con los ojos de cada personaje.
...
Cuando los acabes, dejas pasar tres días.
Luego los juntas y los lees de una tacada.
Has hecho un crisol.
...
Si haces eso con el conjunto de tus novela cortas, tendrás una saga.
...
Y me da, que entonces habrás conseguido el objetivo que late en tu corazón, y que lucha desde hace tiempo por salir.
Escribir una saga con las vivencias más intensas que has vivido con la gente que amas.
...
Y entonces, tendrás una historia.
Tan potente, que te será imposible dejar de escribirla.
...
Justo lo que vas a hacer.
Entre el camarada y tú, hedbanísima....un buen meneo. ¡Qué currada de comentarios! Gracias. Es que no encuentro otra palabra. Muchas gracias. No creo que hubiera tenido la fortuna de estas críticas constructivas si no hubiera colgado capítulos. Solo por eso, ha valido la pena.
ResponderEliminarMuy interesante cómo has visto el enfoque. Está claro que Toño es un chaval problemático y más que eso... Se ve mejor desde fuera...yo también lo pienso. Pero también es verdad que no sé qué daría por saber qué le ronda a Toño... Y desde el punto de vista que he elegido es imposible. Tengo que encontrar la solución. Mis reservas neuronales están ahora bajo mínimos... Espero que con la terapia andarina se me abra la sesera y pueda ir anotando. Fundamental llevar siempre la libretica.
Lolo, guapa, ¿quién ha dicho ignorancia? Tú eres una lectora y , encima, te tomas la molestia de escribir tus impresiones con sinceridad. No sabes cuánto lo valoro...
Par de colegas...Cachis...
Un beso, hedbanísima.
Ya ... definitivamente... te digo que eres Raphel, Diego. O es que me conoces tan bien que intuyes lo que realmente desearía poder hacer con el tiempo y una caña. Justo lo que quiero hacer y lleva años dentro. Después del primer relato, los personajes crecen, suman años...porque son "verdaderos". No responden exactamente a la realidad pero son un cocktel de vivencias. Cambiar el foco en el siguiente relato... Y ya... con menos adolescentes ... cuidando un poco más la salud... dedicarme a escribir.
ResponderEliminarEso querría, camarada... Siempre lo he querido.Desde que empecé a emborronar con quizá 10 , 11 años...
Ojalá se cumpla tu vaticinio: "Justo lo que vas a hacer".
Gracias, camarada