Los días más largos es una novela corta o un relato largo. Narra acontecimientos cotidianos que discurren en apenas una semana desde la mirada de su protagonista.

domingo, 20 de marzo de 2011

CAPÍTULO 10. CUANDO JORGE LLEGA A CASA.

Se oye el ruido de la puerta, que chirría desde hace meses, y la conversación queda en el aire. “Sole... recuérdame que compre tres en uno... Niños...¿qué tal el primer día?  Hummmm cómo huele a tortilla. ¿Sole....? ¿Dónde andas?”

Jorge ha llegado de excelente humor. Habrá tenido un buen día. Llega a la cocina... se queda unos instantes en la puerta hasta que decide entrar.

-¡Mira quién hay aquí!... ¿qué hay,  “cuñadísima”?... te hacía en Barcelona... ¿Todavía de vacaciones? – y le estampa dos besos sin apenas mirarla, que parece que los da al aire, y  coge de la cintura  a Sole y le da un beso largo- ¿Qué tal los niños? ¿Han vuelto contentos? Ha hecho un calor hoy...  igual que en agosto. Me pego una ducha rápida y me cuentas cómo ha ido...

Jorge recorre la casa buscando al resto de la familia.

-¡Sebas! ¿Qué haces en medio del pasillo? Choca estos cinco, campeón. ¿Qué tal el colegio? ¿Dónde están Toño y las niñas? Toñoooo... ¿qué dice la fuguilla de casa? ¡Marta! ¡Nuria! ¿No hay un beso para papá?

Rápidamente cambia el color del ambiente. Jorge llega siempre a casa con ganas de casa. Sube en brazos a Nuria que todavía está llorando porque no ha conseguido el bolote y con el otro brazo levanta  a Marta y la sube a caballito. Con estas pintas que parece un árbol de Navidad entra en la sala de estar y se encuentra a Toño enfurruñado, dando golpes con el pie a la mesilla de centro.

-Qué ha pasado... grandullón... ¿no se te ha dado bien el día o qué?- pregunta Jorge con suavidad.

Toño no contesta y esconde la cabeza entre las piernas.

-Venga, hombre, cuéntamelo -insiste Jorge sentándose junto a él.
-Mamá me  ha roto las copias y tenía cuarenta y cinco hechas y mañana me van a castigar otra vez y a lo mejor me mandan mil. Y yo no las pienso hacer y entonces me dejarán sin patio y no podré entrar en el equipo de fútbol.

Toño se explica que casi no se le entiende, salta de una idea a otra y Jorge no se aclara.

-Vamos a ver, Toño. Si hablas un poco más despacio, igual me entero de qué va este asunto. ¿Te han mandado copiar en el colegio o ha sido mamá?

Jorge respira hondo para no perder los nervios.

-No, mamá me ha roto las copias, que me ha castigado el Sr.Peris y las tengo que presentar pero se me ha roto el boli y se ha ensuciado el papel y mamá me ha dicho que es una cochinada y fíjate que ahora tendré que volver a empezar...
-Vamos a ver... Te ha castigado el Sr. Peris y te ha mandado unas copias. ¿No es eso?- recopila Jorge de lo poco que ha podido captar.
-Sí, que me tiene manía, que por mí que se muera este tío ya.

Toño acaba llorando entre amenazas “yo al cole no voy más hasta que no se vaya el puerco de Peris...”, “si todo el mundo lo dice, que es una mala persona, que castiga por fastidiar y siempre me deja sin patio...”

Jorge acaricia la cabeza de Toño. Sebas se ha sentado junto a Jorge en el sofá y le sopla al oído:

-Ha sido mi culpa. Le he dicho que no encontraba a Gerard y me he ido a clase. Seguro que mientras lo ha estado buscando se ha encontrado a Peris.
-¿Y tú cómo lo sabes?-le pregunta Jorge, incrédulo.
-Porque me ha dicho que ya se encargaba él, que seguro que lo  encontraría antes que yo. Es que no sabes la que ha liado hoy Gerard, que ha dicho que se escapaba del cole y que le daba igual si lo atropellaban –explica muy serio Sebas.
-¿Y qué tiene que ver Toño en todo este asunto? –vuelve Jorge a la carga, aunque prácticamente adivina la respuesta.
-Pues que me ha dicho que no me preocupara, que él lo arreglaría porque yo siempre meto la pata y no sé disimular...

Toño, el salvador de las causas perdidas y el que acababa siempre perdiendo.

-Déjalo, hijo. No le des más vueltas. Seguro que no es tan grave.

Jorge abraza a Toño y le da golpes en la espalda hasta que Toño se serena. Se dirige al cuarto de baño y se pega una ducha muy fría a juzgar por los resoplidos que se oyen desde la sala de estar. Sebas no le pierde la pista. Es extraño que no se haya enfadado ni nada.

Jorge sale del baño. La casa se impregna de un agradable olor a S-3. Busca a Sole y se encierran en su dormitorio.

-Tía ¿te vas a quedar esta noche en casa?- le pregunta Toño a Lucía con cara de di-que-sí, di-que-sí.
- Venga... que puedes dormir en el sofá; este es nuevo y se abre como una cama.
-Ya veré, Toño. Igual voy a Clariana con la abuela, que mañana igual me doy una vuelta por el hospital.
-Bueno, da igual... Te levantas un poco antes y ya está. Quédate...va... -le suplica Toño, que le encanta estar con la tía Luci.
-Lo tengo que hablar con papá y con mamá. Si va bien, me quedo, ¿vale? Hala, id poniendo la mesa en la cocina, que ya tenéis la cena preparada. ¡Niñas...! ¿Cómo van estas duchas? Que hay que cenar...que se hace tarde.

Sebas pone el mantel, los vasos... y Toño hace ver que ayuda.

-Tío, haz algo ¿no? –le recrimina Sebas.
-Te toca a ti poner la mesa –se excusa Toño
-Pero si aún no hemos repartido encargos...Va, ostras, pon tú los platos...
Toño empieza a sacar los platos del lavavajillas, de mala gana. Los va apilando en la mano derecha y empieza a hacer equilibrios.
-Mira, Sebas. ¿Has visto qué fuerte estoy? Aparta..., ¡que te apartes...! ¡que se me ca…

No termina la frase y los platos han caído al suelo, todos de vez. La tía Luci barre rápidamente para que no se arme la gorda.
Es extraño; Jorge y Sole no han salido de la habitación a pesar del estruendo y a la tía Luci no parece sorprenderle.

-¿Y mamá? –pregunta Marta-
-Está con papá. Déjalos, que ahora vienen –contesta Lucía- Vosotros empezad a cenar. Sebas, en la nevera hay Coca-Cola. Anda, sácala.  También os he traído galletas de chocolate. Pero me tenéis que prometer que cenaréis deprisa y os iréis a la cama sin chistar, ¿de acuerdo?

La tía Luci es especialista en sobornos de este estilo. Y cualquiera se resiste. Todos quietos y callados. Toño juega con los cubiertos y hace ruiditos de esos que se pegan al oído... cric, cric,... y suben a la cabeza

-Toño, vale ya –le dice Lucía- ¿no ves que molestas?
Cric...cric...cric...cric... Y el vaso... toc... toc... toc... toc.
-Desde luego... a mamá la vas a matar. Estate quieto, por favor- insiste Lucía.

No queda ni una galleta de chocolate en la caja. La mitad se las ha tragado Toño que empuja con las manos hasta que se las mete todas de vez en la boca.

-Chico, como sigas comiendo como Obélix no se te podrá sacar de casa -ironiza Lucía.

Marta se queja de que a ella le han quedado pocas galletas, “que es injusto” y Nuria apoya las reivindicaciones de Marta. Sebas no dice ni mu. Está mosca. Jorge y Sole llevan por lo menos una hora encerrados en la habitación.

-Tía... Voy al lavabo, que no me puedo aguantar más-comenta Sebas que ya se ha levantado de la mesa.
-Primero termina de cenar.
-De verdad tía, que no puedo más insiste Sebas

En realidad lo que pretende es acercarse a la habitación de sus padres. Le da la nariz que pasa algo y desde la cocina es imposible pescar nada. Seguro que es por Toño; siempre es por Toño.

-Tira... pero deprisa, que  tienes que terminarte el postre.

La tía Luci cede; cuesta muy poco convencerla. Sara y Mónica la enredan como quieren. En Clariana, cuando piden para salir por la noche les dice a las doce y llegan a las dos o a las tres. Y las castiga sin volver a salir pero  al día siguiente se le olvida. Peor es el tío Santiago que ni se entera de que han salido. Después de cenar se coge una tumbona de color verde que ya está muy vieja y es comodísima. “Me voy a tomar el fresco”, dice... y se queda frito. Entonces Sara y Mónica aprovechan para enredar a Lucía.

-Mamá, ¿nos dejas salir?
-Depende... ¿dónde vais?- pregunta Luci
-Por ahí, con las bicis... contestan mirándose de reojo.
-Pero dónde...-vuelve a preguntar Luci.
-No sé... igual donde la Iglesia...-contesta Sara que se le da mejor esquivar el asunto.
-¿Quiénes vais?- pregunta otra vez Luci.
-Pues todos -responde Sara.
-Vale... pero a las 12 en casa...Puntuales, ¿eh?...
-Vale.

Puntuales imposible... Sara y Mónica en verano no llevan nunca  reloj para que no les quede la marca del sol.

La abuela interviene.

-Niñas... tened cuidado... no vayáis por la carretera... Ahora no es como antes.
-Que sí, abuela -contestan al unísono.

Las primas “tienen un morro...”. Toño se muere de la envidia porque no tienen horario de deberes, entran y salen y se lo montan para llegar que ya está la mesa puesta. A Sebas y a Toño siempre les toca apechugar. Salen en bici de 12 a 2 y por la tarde hasta que no han merendado. “Ellas son mayores”, les dice Sole cada vez que se quejan de las primas. Muy mayores tampoco. Mónica aún, pero Sara tiene sólo un año más que Toño. ¡Qué distinto es todo en casa de la tía y qué bien se vive!

Sebas entra en el lavabo y vuelve a salir sigilosamente. Se acerca a la habitación de sus padres. Solo aprecia un murmullo entrecortado. Cuando se dispone a volver a la cocina como quien deja el tema por imposible, oye a Jorge, que empieza a levantar la voz. Sebas vuelve a acurrucarse en su esquina.

-Que no, Sole, que no. Que tu hermana saca las cosas de quicio. Que por eso no paso.

Cuando le toca el turno a Sole, la voz es imperceptible. Rarísimo, porque Sole suele gritar mucho incluso cuando no está enfadada.

-Que no me fío, Sole. Vamos a dejarlo ya. Lo hablamos en otro momento. Este... Sole, cielo, tengo que comentarte unas novedades... Esta tarde me ha llamado Dámaso. Viene mañana y me quiere ver. Me ha adelantado el tema. Vamos a ver... No te pongas nerviosa ...  ¡Por favor!, ¡tranquilízate! No es seguro al cien por cien, de todas formas...

-¡Sebas! ¡Ven ahora mismo!  ¿Qué haces?

Lucía lo ha pillado in fraganti y lo arrastra literalmente por el pasillo.

-Esta  mala costumbre  te la voy a arrancar yo a tortas.
-Tía, lo siento.  Papá y mamá tardan tanto...
-Como si se quieren pasar todo el día. ¡Pero qué es eso de escuchar detrás de las puertas! Andando a la cocina.

Ni por esas. Ni los gritos de Lucía, ni el jaleo que arman Toño y Marta. Nada. A Jorge y a Sole, como si se los hubiera tragado la tierra. Y toca ir a la cama, que mañana hay que madrugar. Lucía se encarga.

Las primeras que desfilan son Marta y Nuria. La tía Luci, que siempre les lleva alguna cosa, les ha regalado un libro de cuentos para cada una. Un Teo para Nuria y La Sirenita para Marta. Lo que quiere decir que primero tocará leer el de Teo está de vacaciones. A Nuria no le gusta leer sola y Marta se  mete en su cama y lee en voz alta.

A Toño le ha comprado el “Mundo deportivo”, lo único que lee Toño, y a Sebas un tocho sobre artes marciales que hacía tiempo que lo pedía. Sebas quiere apuntarse a kárate, pero nadie le hace ni caso. No le gusta ni el fútbol ni el básquet ni el tenis. En Clariana juega a ping-pong con los mayores que saben mucho, sobre todo el tío Juan. El tío Juan es el fantasma de la familia. Hace diez años que estudia arquitectura y ahora ya va por el proyecto. Se pasa todos los veranos encerrado en una habitación dibujando y cuando sale parece que haya comido espinacas. Le da muy fuerte con la pala y rompe siempre alguna pelota. Desayuna y se encierra. Come y se encierra. Cena y se vuelve a encerrar. Y cuando juega a ping-pong no respeta el turno y Santiago se enfada porque “la arquitectura no le da derecho a pasar por delante de los demás”. Cada año tiene novia nueva. La de este verano es guapa y muy simpática. “A ver cuánto te dura, a ver cuánto te dura...” La abuela ha perdido la cuenta. Esta de ahora, Margarita, se nota que le gusta porque cuando vino a comer le preguntó “¿Te van bien unas acelgas con gambas, hija?”. Y Toño.... “dile que no, que las acelgas son asquerosas”.

7 comentarios:

  1. Me he puesto al día de un tirón. Ya soy adicta...Sigue!!!! Besos

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  2. Es cotidiano, real y engancha. Los personajes son familiares y cercanos; los dibujas a la perfección. Mi peris se llamaba Alicia. Sufro con Sebas. Reconozco a mi tía y a la srta. Mellado...

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  3. Cada vez veo más matices, los personajes se empiezan a a mostrar más. Me sigue gustando mucho. Sunsi... esto tiene que seguir, hace bien, ayuda.

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  4. Papel en blanco: boli en mano, propuesta, q no desafio: escribir un capitulo con ideas breves, frases cortas. Como quien escribe algo para alguien q sabe que no tiene espacio en la cabeza para poder leer mucho. Para alguien q busca algo en el relato q le haga entretenerse pensando xo de inmediato.
    Tu q eres filologa, ?me podrias decir si es cierta mi intuicion de q conseguir eso es lo mas dificil? Un escribir en el q cada palabra cuente?

    Un abrazo,

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  5. Marteta...¡Cómo me alegro de que te guste...! Sí es muy cotidiano. Cualquiera se puede identificar con un personaje o identificar personajes con personas reales.

    Gracias por leer de un tirón.
    Un beso, morena

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  6. Lolo. Gracias. Mil gracias por seguir la historia.

    Un beso, hedbanísima

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  7. Hola, Anónimo. Gracias por tu comentario. En cuanto a lo que preguntas... Bueno. Fácil no es, desde luego. En primer lugar porque quien explica es un personaje de 11 años ... Lo que quiero decir es que no es una narrador omnisciente. Eso es lo que más cuesta. Otro reto es que domine el diálogo sobre la descripción. Y quizá, también, que sea un relato de personajes normales con vidas normales.

    Muchísimas gracias por pasarte

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