Los días más largos es una novela corta o un relato largo. Narra acontecimientos cotidianos que discurren en apenas una semana desde la mirada de su protagonista.

domingo, 6 de marzo de 2011

CAPÍTULO 7. UNA PROFE NOVATA

Cuando suena el timbre del cambio de clase y Peris recoge sus cosas, las pone en la maleta –estrena una de piel, como la del director pero más grande- y se va a dar la paliza a otra parte, todos respiran. No da ni tiempo a ponerlo a caldo que ya entra el tutor para presentarles a una profesora nueva. A Sebas le parece altísima. También es verdad que al lado del Sr. García cualquiera puede dárselas de alto porque, el pobre, es un tapón.

-¡Chicos! Os presento a Antonia Valle. Es la tutora de 1º de ESO. Os dará sociales y  plástica. A ver cómo os portáis con ella.

Salta a la vista que la Srta. Valle es la primera vez que da clases porque el Sr. García le explica de qué va la cosa. “Tú cada día pasas lista, así te familiarizarás con los críos”; “en el parte se apuntan los alumnos que han faltado, aquí se anota los que llegan tarde”; “los deberes que mandes han de quedar reflejados en este recuadro, para facilitar la coordinación”...César  y Sebas se miran. La srta. Valle pone cara de que sí, sí...pero no se está enterando demasiado. Parece buena gente. Habrá que ver si dan el visto bueno Alexia, Juan y compañía. Más le vale. Si no, la novata lo pasará mal. Pues sería una pena... Bastante tiene la señora con dominar a los de 1º de ESO, que llevaban la peor fama de todo el colegio. ¡ A quién se le ocurre poner a un melindro como Valle de tutora de esos salvajes! ¡Se la van a comer viva!

Sale  el Sr. García y  Valle se queda sola-ante-el-peligro. Silencio expectante. Todas las miradas hacen diana en el rostro de la  profesora nueva. ¿Cómo será? ¿Les pondrá muchos deberes? ¿Hará un examen cada semana sin avisar como Peris? ¿Les contará historias largas en la clase de sociales, como hacía la Srta. Mellado y que a Sebas le encantaban?  ¿O se hará la dura para demostrar que la que manda es ella? ...Valle es una incógnita y eso le da emoción al primer día de clase.

- Me llamo Antonia Valle y como os ha dicho mi compañero, os daré sociales y plástica. Me gustaría que nos llevásemos bien. No creáis que es tan difícil. La clave está en el respeto mutuo. Yo explico, vosotros escucháis y si tenéis alguna duda yo la aclaro. Es preferible que las dudas no las expongáis todos a la vez porque entonces esto parecerá un gallinero y como comprenderéis, en un gallinero es imposible dar clase. ¿De acuerdo? Cuando yo explico, todos en silencio y cuando un compañero vuestro habla, escuchamos todos. Es muy sencillo. ¿De acuerdo?.... Vamos a ver...Sacad el libro de sociales y abridlo en la página seis.

Murmullos, ruidos de carpetas, hojas bailando de un lado a otro, libros deslizándose del pupitre hasta el suelo...  José que cae en la cuenta de que sólo tiene medio libro de sociales. Como hereda por  tercera vez, posiblemente se habrá ido esfumando con el paso de los años. Y Sebas, dale con que el suyo se lo han robado y César que no, “que esto es imposible porque lo tenías marcado, ¿no?”. La mayoría tiene el libro preparado sobre la mesa.

- ¿Estáis ya?... ¿Y a ti qué te pasa?- le pregunta Valle a Sebas.
-Que no lo encuentro y esto es imposible porque estoy seguro de haber puesto todos los libros en la mochila. 

Sebas saca una cara de angustia que da lástima. El primer día y ya le falta un libro.
- ¿Cómo te llamas?- le interroga  Valle con un tono apaciguador.
- Sebastián Peñas.
-¡Hombre...! Tú debes de ser hermano de Toño. Lo he tenido esta mañana en clase. Es simpático, pero no para  quieto ¿eh?...Bueno, Sebastián, no te preocupes; lo compartes con... –se queda mirando a César como esperando respuesta.
- César, me llamo César.
- Pues eso. César te lo deja hasta que encuentres el tuyo. ¿De acuerdo?. Venga, tranquilo, que no pasa nada. Los primeros días todos andamos un poco despistados. Eso ya se sabe.
 Valle empieza a explicar para qué sirve la asignatura de sociales, “que a estas alturas ya deberíais saberlo, pero no estaría mal un pequeño recordatorio”. Este curso estudiarán geografía y el inicio de  la historia de la humanidad. Para la geografía sería muy interesante que comprasen papel de calco, así los mapas cuestan menos de dibujar...

-¿Más material? Mi madre dice que ella solo compra lo que hay en la lista que nos mandan por correo- salta Alexia
-¿Tú eres...?- la srta. Valle cambia el tono. Parece más sorprendida que enfadada.
-Alexia- así, sin más.
-Bueno, Alexia. Diez hojas de calco valen veinticinco pesetas y piensa que posiblemente te sobrarán. Tampoco es la ruina ¿verdad?
- Eso, y con los que sobren qué hago... ¿me los como?- contesta Alexia, que empieza a ponerse impertinente y la verdad es que no lleva razón.
- Eres una rata tía. Si no los gastas todos, los guardas. A lo mejor te hacen falta el año que viene- salta José, que no puede con la prepotencia de Alexia, que va siempre de “sobrada”.

Las intervenciones se suceden sin orden ni concierto. Y Valle, que no da crédito.
-Pues  peor cuando nos hacía comprar aquellos mapas que  se llamaban... ¿mapas sordos?; sí, eso, mapas sordos.-  añade Pipo, muy convencido.
Media clase por los suelos. Las confusiones de Pipo sí que hacían historia.
-¿Qué dices tú de mapas sordos? Mudos, idiota. Se llaman mudos.- sentencia Juan.
-¿Y qué más da sordos que mudos? ¿Qué diferencia hay, a ver, listo?- salta César, muy gallito, defendiendo a Pipo- ¿O es que tú no sabes que los sordos son mudos y los mudos sordos, eh, tú?
-¿Eh, tú?... ¿eh, tú? César, si no sabes de qué va, te callas. Que  eres más tonto que el “caraculo”.

Ahí sí que Alexia se había pasado. César se pone hecho una furia. Que te comparen  con Gerard es de lo más humillante. La que se ha liado a propósito de un mapa.  Valle intenta meter baza pero sencillamente la ignoran. Como si no existiese. Y en estas, suena el timbre que anuncia el final de la clase. Menuda oportunidad para que César se levante de la silla y se lance como un energúmeno hacia el pupitre de Alexia. Pero ahí está la señorita Valle, altísima, que realmente sigue en la clase aunque no lo parezca y logra separarlos. Se despide con un “Ya hablaremos de este incidente”. Coge su maleta y desaparece.

Cualquier cosa... por suceder, puede suceder cualquier cosa. A ver mañana. Quien más quien menos se va algo intranquilo a su casa. Y Sebas con más razón porque no ha sabido nada más de Gerard desde antes de comer.

Salen todos los cursos a la vez, de estampida. Los autobuses y los coches particulares hoy han sido más puntuales que nunca. Pero Sebas no piensa irse sin averiguar qué ha sido de Gerard. La clave está en encontrar a la srta. Mellado. Como es la profesora de los más pequeños, no se marcha hasta que todos los alumnos de primero están en sus puestos.  La srta. Mellado es...  especial. No tiene enemigos, nadie habla mal de ella. Si te pega una bronca es porque te la mereces, pero siempre sin gritar ni humillar. Un día Toño le contó a Sebas que la Mellado no tenía hijos, que le pasaba no sé qué. Y ni falta que le hacían porque sus alumnos eran como sus hijos. Pero no solo los de primero y los nuevos -su grupo preferido-, no; todos, porque todos “habían pasado por sus manos” y de todos guardaba un buen recuerdo. La de veces que se había llevado a Toño a pasear hasta los olivos, que estaban en la otra punta del patio, para que nadie se diese cuenta de que volvía a estar expulsado de clase. Gran tipa, la srta. Mellado. Ella era la única que jamás confundiría a Sebas con Toño.

-¡Sebas! ¿Todavía por aquí?... Oye, que si quieres quedarte a dormir, dice el señor Josep que ningún problema, que él  te hace un sitio.
Al final del día la Srta. Mellado parece estar todavía de humor.
-No, si yo no me quiero quedar a dormir. –contesta Sebas con cara de susto- Estoy buscando a Gerard.
-¿Gerard? Lo ha venido a buscar su madre después de comer. Parece que le dolía el oído Este verano ha tenido problemas con las otitis cada vez que se bañaba en la piscina. Justamente ha sido Toño el que se lo ha encontrado sentado en las escaleras del primer edificio. Anda, date prisa, que os ha venido a buscar tu tía Lucía. A ver si arrancarán sin ti y te vas a tener que quedar a dormir de verdad.

Sebas echa a correr. La Mellado no hablaría en serio de lo de quedarse a dormir... ¡Bah! seguro que no. Además, si Toño no se había quedado nunca, que a Toño ya le habían caído todas las desgracias del colegio juntas, él menos. ¡Qué alivio! Solo de pensar en el cole y de noche, se le subía el estómago a la garganta.




4 comentarios:

  1. Me gusta, Sunsi. No sé si te cuesta escribirlo, pero leerlo es muy fácil y también parece que te es fácil a ti.
    Petonets

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  2. lolo... Sí me cuesta aunque no lo parezca. Porque narro en tercera persona, en presente y solo lo que puede percibir Sebas.Por tanto, no se puede adelantar nada de lo que va a suceder. También porque todo es tan cotidiano que no hay más fuego que el que arde. También porque no hay apenas descripciones ( no hay relleno ).

    Me alegro mucho de que te guste. Gracias por comentar y por dar tu opinión.

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  3. A mí también me gusta. Me pongo en la piel de Sebas y sufro con él, y también me pongo en la de Toño, que aunque parece que no sufra se le ve el buen corazón. A ver en que acaba todo esto.

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  4. Andeandas... Y ¿tú? ¿Andeandas? jajajaja...Es que no sé quién eres y me pica la curiosidad.
    Es la palabra clave... "me meto en la piel de..." y eso es precisamente lo que pretendía. Que quien leyera el relato se pudiera poner en el lugar de algunos de los personajes. A partir de ahora es cuando empiezan a pasar cosas...
    Me dice mi ciudadana...un proyecto de ingeniera (está en 1º)... que está fatal que lo cuelgue aunque ya lo haya registrado. ¿Tú que crees?

    Muchas gracias por el comentario. Es una bomba de oxígeno para seguir...

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